Juan Jiménez García, a los 75 años de edad
Nace el día 24 de Abril del año 1897 en la calle Lorenzo Sánchez, nº 24, de la ciudad de Utrera. Su padre Juan Jiménez Bermejo, natural de Casariche (Sevilla) su madre Francisca García Ritaro, de Utrera. Estamos ante la persona noble, sufrida y llena de humanidad en todos los actos de su vida; estamos ante el obrero agrícola de su primera y única juventud; estamos ante el operario de la Compañía Analuza de Caminos Vecinales, Asfalto y Hormigón, S.A.; estamos ante el obrero textil, ante el padre-patriarca que lucha desde tempranas horas en su puesto de chucherías hasta altas horas de la noche cuando regresan los vecinos de la última sesión de cine. Estamos ante “Juan el del Puesto de la Plaza”; ¿quién no le conoció con aquella gorra de vicera color negro atender a todos en el puesto? De humilde cuna-obrera, nace en una Utrera de escritores y poetas.
Quinto del reemplazo de 1918 va a Marruecos donde pasa el tiempo por la zona de la Yebala atlántica, Arcila, larache, Alcazarquivir. Al regreso contrae matrimonio con su paisana Antonia Rodríguez González, de cuyo matrimonio nacen 10 hijos: Juan, Francisco, Francisca, Catalina, Consuelo, Antonia, Rafael, José, Rafael y Manuel. Comienza a trabajar con la Compañía Andaluza de Caminos Vecinales, Asfalto y Hormigón, S.A. en varias carreteras, durante varios años. En 1926 emigra a Dos Hermanas con toda su familia, para trabajar como hilador en la Fábrica de Yute de D. Manuel Alperiz Bustamante. Con la llegada del cine sonoro cobra este espectáculo gran audiencia y nuestro biografiado monta con su canasto de mimbre en la puerta del Cine Español de los Hermanos Varela, su lugar de venta de caramelos y otras chucherías. Su primer domicilio en Dos Hermanas es el Barrio San José donde fallece su esposa en 1938. Se despide de la Fábrica de Yute para dedicarse por completo a la venta de chucherías y pasteles que trae de las confiterías de Sevilla. El 1940 establece su puesto en la puerta de la Plaza de Abasto; el 1946 cambia de domicilio y fija su definitiva residencia en la calle Romera. Pasan los años; él encauza a varios hijos en este negocio; va menos al puesto, la edad, el mucho trabajo de toda su vida, la prole familiar que ha sacado adelante; hombre sencillo y afable los últimos años de su vida los pasa en su casa de Romera, nº 5; fallece a las 5,30 de la mañana del día 3 de Mayo de 1978 sin señales externas de enfermedad alguna. Dicen que la muerte es un descanso; si así fuese, Juan se lo merece con creces, no hizo otra cosa que trabajar.
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