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Manuel Núñez ‘Piñón’

 


Se ocultó durante la guerra para evitar a los falangistas.

“Entré en el pueblo tapado por unas sandías y estuve escondido tres años”

Manuel está regando la puerta de su casa cuando nos recibe. Aunque pequeño de estatura, su historia es inmensa y sorprendente. Posiblemente, fue su escasa estatura la que le salvó la vida en 1936. Mientras los falangistas lo buscaban por Dos Hermanas y alrededores, él se escondió en la viña “El Mulero” y más tarde, cuando empezaron a buscarle a caballo, se ocultó en un olivar. Gracias a un amigo, pudo contactar con su padre, que se encontró con él en el campo, lo metió en el serón de una mula y lo tapó con varias sandías. “Así atravesé Dos Hermanas, acurrucado como un bebé y oculto bajo unas sandías”, cuenta Manuel Núñez ‘Piñón’. “Pasamos por delante de una pareja de falangistas que no sospecharon que yo iba en la mula”. Llegaron a su casa, en calle Quevedo, y allí, en un falso soberao, permaneció escondido durante tres largos años. Cuando preguntaban a sus padres, decían que no sabían nada de él.

Para quien en el momento de estallar la guerra presidía la Sociedad de Campesinos de Dos Hermanas, no fue agradable vivir escondido “como un topo” durante más de mil días (con sus noches); aunque peor les fue a otros destacados izquierdistas nazarenos, como al alcalde salido de las urnas, Manuel Rubio Doval. “Piñón, veo esto muy mal”, le dijo el 18 de julio en el Ayuntamiento, tras escuchar por radio el discurso de Queipo de Llano. Poco después el alcalde, Manolito “el de la Pichona”, fue fusilado.

Manuel nos invita a un zumo de melocotón y él se toma otro. Se detiene en narrarnos los sucesos del 21 de julio de 1931 en Dos Hermanas, cuando la Guardia Civil disparó, en la calle Real, a los obreros en huelga que pedían el cumplimiento de la jornada laboral de ocho horas. “Un compañero, Manuel Alcoba, murió desangrado”, dice.

Le pregunto por Lola Arana y se le humedecen los ojos. “A esa mujer la mataron los falangistas porque creían que era mi novia. Solo era mi amiga. Eso sí, me gustaba y paseábamos”. Como no encontraban a “Piñón”, los falangistas pararon el autobús de Los Amarillos en el que Lola iba a Los Palacios y la mataron allí mismo. Solo por ser su amiga.

De eso se enteraría ‘Piñón’ más tarde. Al acabar la guerra, cuando se enteró de la amnistía ofrecida por Franco, salió de su escondite. La barba le llegaba al pecho. Se lavó, se afeitó y se presentó ante la Guardia Civil. Fue condenado a pena de muerte, finalmente conmutada por veinte años de cárcel, de los que sólo cumplió 38 meses a cambio de trabajar en las obras del canal.

En 1947 fue detenido “por conspirar contra el régimen”. “Estuve 17 días amarrado en un pesebre. Fue denigrante, me trataron como a un animal”, recuerda en un susurro.

El resto de su vida se dedicó a la albañilería. Hoy disfruta de su jubilación aunque en soledad, ya que, en el colmo de la fatalidad, su esposa, Carmen Benítez, falleció joven y no le dejó descendencia. Gracias, ‘Piñón’, por tu lucha ejemplar.

Fuente: Articulo publicado en el periódico El Nazareno de Dos Hermanas, 

https://www.periodicoelnazareno.es/manuel-nunez-pinon/

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