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En una entrevista profunda y emotiva, María Luisa Hernández Portales comparte su experiencia personal y su incansable lucha por la recuperación de la memoria familiar y la memoria histórica en España, marcada profundamente por el silencio impuesto durante la dictadura y el persistente trauma familiar. Su historia está intrínsecamente ligada a la brutal represión franquista, con el asesinato de su babuelo, Francisco Portales Casamar, quien fuera presidente de la Federación de Empleados Públicos y Obreros del Ayuntamiento de Sevilla, y el trágico destino de su bisabuelo, un maestro con plaza en Guadalajara y asesinado en Valladolid. Además, el marido de una tía abuela también fue asesinado.
La búsqueda de la verdad sobre sus familiares se convirtió en una necesidad imperiosa para María Luisa. Esta búsqueda la llevó a sumergirse en archivos y hemerotecas, donde desenterró detalles cruciales sobre su bisabuelo. Descubrió que en 1934, su abuelo firmó una queja dirigida al presidente de la república Manuel Azaña y publicada en el periódico Heraldo de Madrid, en su calidad de presidente de la federación, reclamando las nóminas que el ayuntamiento conservador de Sevilla había negado a los trabajadores. Francisco Portales Casamar era un funcionario del Ayuntamiento de Sevilla, apreciado tanto por los trabajadores de oficina como por los obreros, y logró aglutinar el malestar general. Sin embargo, María Luisa experimentó de primera mano la dificultad para acceder a la información incluso en la "supuesta democracia" actual, donde se impone la potestad discrecional de los archiveros
La conciencia profunda de que el trauma y el silencio se transmiten generacionalmente se erigió como un motor fundamental para el activismo de María Luisa y así se lo manifestó en varias ocasiones en las reuniones mantenidas en el Ayuntamiento de Sevilla con el Alcalde Juan Espadas y la concejala de cultura Adela Castaño. A pesar del miedo inicial de su familia, arraigado en el temor impuesto durante la dictadura, que tras generaciones se ha implantado en muchas personas y continúa en el presente, tras el fallecimiento de su madre, se sintió comprometida a emprender la búsqueda de sus antepasados.... Este compromiso personal ineludible la introdujo de lleno en el movimiento memorialista, con la firme convicción de que ese dolor no debía perpetuarse en las siguientes generaciones.
Un hito crucial en su lucha fue la creación, junto a otras mujeres valientes, de la "Comisión por el Derecho a las Exhumaciones". El objetivo primordial de esta asociación era lograr la apertura de la fosa común de Pico Reja en el cementerio municipal San Fernando de Sevilla. Tras años de arduo esfuerzo, perseverancia y la eventual receptividad y empatía del ayuntamiento, la exhumación se concretó, revelando la estremecedora magnitud de los crímenes perpetrados y allí enterrados, deliberadamente ocultados con ataúdes encima así como huesos de osarios. A pesar del incansable y encomiable trabajo de los arqueólogos de la empresa Aranzadi, cuyo informe mensual se publicaba en la web del ayuntamiento, María Luisa expresa su profunda tristeza por la notable falta de interés y cobertura por parte de los medios de comunicación y las universidades locales, en marcado contraste con el apoyo recibido a nivel internacional. Subraya con pesar que incluso la inmensa mayoría de los vecinos de Sevilla desconocían y siguen sin saber de la existencia de Pico Reja.
Para María Luisa, el silencio impuesto a las familias durante la dictadura ha persistido de manera preocupante en la democracia. Esta cultura del silencio ha afectado a la prensa, la universidad y la sociedad en su conjunto. Recuerda cómo, en los primeros años de la transición, se secuestraron documentales (Rocío, Atado y bien atado, etc) que abordaban estos temas, generando un clima de autocensura y limitando la producción audiovisual relacionada con la memoria histórica.
Su proceso emocional durante la apertura de la fosa fue extraordinariamente intenso, dejando una huella profunda en su bienestar físico, mental y emocional. Llegó a experimentar pérdida de piezas dentales y una significativa pérdida de peso. Sin embargo, destaca la colaboración inestimable y el trato exquisito recibido por parte del equipo de arqueólogas/os y antropólogas/os.
Con respecto al futuro de la memoria histórica en España, María Luisa se muestra crítica con la legislación actual, considerándola incompleta. Alberga la esperanza de que una tercera ley de memoria pueda subsanar las deficiencias existentes, derogando aquella parte de la Ley de Amnistía que aún dificulta el pleno conocimiento de la verdad y eliminando cualquier vestigio de una "ley de punto final". Insiste en la responsabilidad ineludible del Jefe del Estado y de los tres poderes para impulsar de manera efectiva una Comisión de la Verdad, realizar un censo exhaustivo de las víctimas y garantizar la difusión veraz del relato histórico. Enfatiza que son ellos los "auténticos deudores" de esta deuda histórica con las víctimas y sus familias.
Finalmente, María Luisa dirige un mensaje directo y apremiante a la gente joven, subrayando la importancia crucial de conocer su propia historia para evitar su repetición. Les advierte que la pérdida de libertad y futuro, como la que sufrieron las generaciones de sus padres y abuelos, puede ocurrir "de la noche a la mañana" si no se toma conciencia del pasado. Siente que informarse y participar en la recuperación de la memoria histórica es también una obligación inherente a su propia libertad y futuro.
El testimonio valiente y comprometido de María Luisa Hernández Portales es un llamado urgente a la acción para que la memoria histórica deje de ser una carga solitaria para las familias de las víctimas y se convierta en una responsabilidad fundamental asumida por el Estado democrático en su conjunto. Su dedicación inquebrantable a la verdad, impulsada por el amor y el recuerdo de sus seres queridos, ilumina el camino hacia una memoria histórica completa, justa y plenamente reconocida. Concluye su relato enfatizando que el motor principal de este movimiento es un profundo amor a la verdad.
Hola María Luisa, me consta un anécdota en la presentación del libro de José María García Márquez, “La UGT de Sevilla. Golpe militar, resistencia y represión (1936-1950)”, en la dedicatoria te quiso dar las gracias a la gran aportación de tu abuelo a los trabajadores, al ver tu apellido Portales”
Bueno, precisamente era la presentación del libro de García Márquez sobre la UGT de Sevilla, la represión a la UGT de Sevilla. Y entre las personas que figuran en ese libro, pues figura mi abuelo, Francisco Portales Casamente, que yo no tengo constancia de que perteneciera al UGT, pero realmente él fue elegido presidente de la Federación de Empleados Públicos y Obrero del Ayuntamiento de Sevilla. Entonces, lógicamente, era un trabajador del Ayuntamiento de Sevilla, un funcionario que era apreciado por tanto por los trabajadores de oficina como también por los obreros. Él aglutinó en el año treinta y cuatro el malestar de todos los trabajadores, porque el ayuntamiento conservador de Sevilla en ese momento les negó la nómina, y entonces, al dejarlos sin la nómina mensual pues hicieron una queja a Madrid directamente al presidente de la república, a Manuel Azaña. Y esa queja reclamando las nóminas la firmaba mi abuelo como presidente de la Federación de Empleados Público y Obrero.
Eso no lo ha sabido mi familia en ningún momento, hasta que yo pude entrar en la hemeroteca de Sevilla y buscar información sobre mi abuelo, que le solicité a la archivera de la hemeroteca, y me dio parte de esa información, porque la información acababa en el treinta y cuatro. Mi abuelo estuvo trabajando hasta el treinta y seis, Pero no me quiso dar más información, pues eso es lo que hay en la actual democracia, si el archivero o la archivera no te da más información, te tienes que aguantar. Actualmente sigue igual. la misma norma, me lo dijo el nieto de Blas Infante, recuerdo que me dijo: “existe una norma que indica que es potestad del archivero o archivera el que tú puedas acceder a información”.
Y aparte de tu abuelo, ¿hay otras personas en tu familia, que también fueron represaliadas?
Sí, a mí no me gusta decir represaliado. Yo tengo dos asesinados más.
Mi bisabuelo, su padre era maestro, entonces cuando en el treinta y nueve se termina la guerra con el apoyo internacional que tuvo Franco para que esto siguiera igual en años posteriores, pues mi bisabuelo en el año cuarenta lo añaden al listado de profesores y profesoras, de maestros y maestras, que fueron depurados, entonces, lo llaman al cuartelillo y le dicen, mire, usted tiene que presentarse aquí, que le vamos a hacer unas preguntas y tal. Lo acaban juzgando, lo meten en la cárcel de Brihuega, en Guadalajara, porque él vivía entonces, y éramos de arriba, en Guadalajara y era maestro allí. Entonces, de Yélamos de Arriba lo llevan a Brihuega, una cárcel que era muy antigua y la habilitan cuando ya tiene España en su dominio el fascismo. Entonces, todas las cárceles son suyas. Allí pasó diez meses hasta que ya sale su juicio y lo mandan a la isla de San Simón, en Vigo; era un lugar donde llevaban a intelectuales sexagenarios, eran ya mayores de sesenta años, y los dejaban allí a morir de pie. Era un campo de concentración que, prácticamente a la intemperie y de hambre y enfermedad, pues morían.
Ese campo yo no tenía ni idea de su existencia hasta que llego a la información de mi bisabuelo, no sabía de tal cosa. De hecho, ni mi familia, tampoco. Nunca se supo eso.
Entonces, el tema es que lo llevan de camino, Y es cuando tienen que hacer una parada en Valladolid, lo llevan por lo visto, en tren o algo así, paran en Valladolid y entra en la cárcel nueva de Valladolid, que había hecho la República precisamente, que estaba abarrotada como pasaba en la Provincial de Sevilla y en tantas otras, allí estaba con otros presos y él intentó ayudar a leer a un preso, pero eso estaba prohibido, enseñar a leer a otros presos. Le dan una paliza y lo matan. Lo arrojan a una fosa común, y nunca supo la familia, ni qué día lo mataran, ni dónde estaba su cuerpo, ni más. Simplemente que ya no nunca más lo vieron. Eso lo pude averiguar en dos mil dieciocho con mucho esfuerzo, escribiendo a un montón de archivos, hasta que por fin un historiador me dijo, tienes que preguntar en el archivo general de la administración, en Alcalá de Henares, yo no había oído hablar de ese archivo, es el Archivo General de la Administración. Es ahí donde están todos los datos de la depuración que se hizo contra maestras y maestras.
Total, que después de seis meses me pasaron la información, y porque reclamé a la secretaria del archivo, porque me estaban dando largas y no me llegaba la información de mi bisabuelo. Es decir, que esto ha sido largo, largo y doloroso para mi familia.
Y el otro asesinado fue el marido de una tía abuela, hermana de mi abuelo, y a este hombre, pues lo matan en el treinta y ocho, y su hija, que aún vive, me dijo, yo no lo voy a buscar, a mí me da miedo. Eso ha pasado en mi familia ha habido un silencio como en muchas otras. Yo, de hecho, nunca he escuchado nada. Ahora me arrepiento mucho, claro, de no haber tenido estas inquietudes que tengo ahora con la memoria, porque mi tío abuelo ha muerto el murió en el noventa y ocho.
María Luisa en algún artículo sobre ti he leído un detalle que me pareció muy curioso y muy interesante, que es el compromiso que tiene esta generación con la anterior, compromiso y obligación, que, además en tu caso, tú querías que ese compromiso terminase aquí, que no saltara a la generación siguiente.
A ver, yo tuve el freno, el freno familiar, cuando digo de buscar al abuelo, porque escucho en televisión que se están abriendo fosas y tal, mi madre me dice que su hermano mayor, que aún vivía, no quiere, que “el Tito no quiere ver eso”. Y claro, al Tito, pues, se le respeta y no quise mover más nada; cuando muere el Tito, se lo digo a mi madre de nuevo, que ya es la única de los hermanos, de los cuatro hermanos que eran, y mi madre, pues ya es la única que queda, le dije “¿mamá, buscamos al abuelo?”. Ahora, Ya no estaba mi tío, y su frase se me quedó grabada porque me demostró el trauma que tenía, y dice, hija, “no busques que esta gente es muy mala”. Y digo, ostras, pues no puedo hacer nada mientras viva mi madre, porque mi madre está muerta de miedo y yo no voy a provocar un malestar.
Pero, desde luego, este trauma no lo va a heredar más nadie. Entonces, me ha caído encima. Cuando muere mi madre, se lo digo a mis hermanas, digo, mira, yo voy a buscar al abuelo, porque esto no puede seguir así, ese dolor tiene que salir. Es decir, la búsqueda del abuelo no se va a quedar pendiente, por lo menos, por mi parte no va a quedar. Así que yo voy a buscar como sea.
Y ese es el momento en el que decides entrar en el mundo memorista y avanzar en la búsqueda de los de los restos de tu familia.
Sí, porque soy consciente, no me preguntes cómo, pero soy consciente de que esto se hereda, que es algo que queda impreso en la vida de las personas.
Entonces, ese no saber, qué fue de del abuelo y que fue de la familia, porque, claro, no solo era el abuelo, era saber más de la familia, que nos la habían ocultado, algunos murieron en el exilio, saber más de nuestro pasado. Yo tengo que descubrir qué hay aquí, qué es lo que pasó, que no nos lo han contado ni a través de la historia en los institutos, ni tampoco en la televisión. Y entonces, bueno, cuando vamos a saber de verdad qué es lo que ha pasado y a nivel más íntimo, qué le pasó a mi familia.
¿Sobre Pico reja?
Se abrió la fosa y se identificaron algunos cuerpos, pero quedan una barbaridad de restos sin identificar todavía. ¿qué queda por hacer? Bueno, eso de que se han identificado teóricamente de los de los mil setecientos, ¿sabes? Se han identificado trescientos. es decir, que va a un ritmo superlento, de esos trescientos dicen que no ha salido nada al cien por cien, que ha habido como dudosos, pero ahí estamos, que no nos dan resultado, que han llamado a alguna gente para repetir pruebas, y muy lento, muy lento, falta financiación porque no hay interés político.
Y el resto de familiares con personas en la fosa, ¿sigues manteniendo contacto con ellos?
Yo tengo varios contactos de familiares y hablamos, algunos tienen noventa y dos años, y con otra gente del mundo memorialista, para seguir en contacto con las novedades que puedan surgir, pero realmente estoy en un momento de más descanso de tema de memoria porque supuso para mí un esfuerzo físico y mental y emocional muy grande.
¿cómo ha sido el proceso emocional para ti y para tu familia?
Sí, a mí me ocupó mucho espacio mental, mucho espacio emocional e incluso físico, vamos, yo tuve pérdida de piezas dentales, adelgacé, en fin, que realmente se incrustó en mi interior todo aquel esfuerzo sin yo haber cogido en ningún momento una azada, pero parecía que la cogía. Visité muchísimas veces la fosa, unas veces acompañada, otras veces sola, cuando me pedían desde la fosa que fuera un familiar, pues, procuraba estar allí presente para universidades de otros países, hay que decirlo, y periodistas de otros países, y nos hacían entrevistas y reportajes audiovisuales, en fin, muy interesante. Me daba mucha tristeza que no vinieran de las universidades españolas, prácticamente vino la de Barcelona y la de audiovisual de Sevilla y poco más. Los periódicos Una Tristeza muy grande porque tampoco venían por allí, los periódicos de Sevilla. Pero bueno, a pesar de todo, pues se seguía yendo, se seguía apoyando.
Fue exquisita el trato que nos dio todo el colectivo de arqueólogos y arqueólogas, el director, el antropólogo, Juan Manuel Guijo, y todos, todos. Eran de la empresa Aranzadi, y la verdad que fue un trato exquisito.
Conseguimos muchas cosas por la presión que también hacíamos los familiares al ayuntamiento, pero que el ayuntamiento también estuvo muy receptivo, y el informe mensual se colgaba en su web, que eso fue, la verdad, una satisfacción tremenda poder saber pormenorizado el trabajo que hacía la empresa Aranzadi, y además abierto al público. Lo que pasa es que, claro, esta mañana misma que he visto a un amigo mío que vive aquí, en Sevilla, me decía que él no había oído hablar de Pico Rejas, es decir, que esto ha estado tan callado que a todo el público evidentemente no ha llegado. No ha llegado, y eso es una lástima.
¿Y por qué por qué piensas que ocurre eso? ¿Por qué vienen medios de fuera del exterior y universidades del exterior y sin embargo los locales parece como que si este tema no existiera?
Mi opinión es que es el silencio que se pidió a las familias cuando se les mataba a sus propios familiares, ese silencio impuesto ha seguido en democracia, es decir, la generación que le llamaron la generación de los mudos, que no hablaban porque se le había impuesto que no hablasen de este tema, y lo habían asumido a pies juntillas, pero es que la prensa lo ha asumido, lo han asumido muchísimos colectivos, la universidad, todo…, es que se ha asumido, de eso no se habla, y ha seguido y ha seguido. De hecho, hay que conocer un poquito la situación de los primeros años de la supuesta entrada de la libertad, cómo fueron secuestrando documentales, secuestrando películas, como pasó con el documental El Rocío, y como pasó con más documentales, claro si tú eres documentalista y ves que están secuestrando este tipo de videos, pues no lo haces. Así se reduce la producción de audiovisuales, sí, porque si después te va a venir un juez, y de ahí hay mucho que hablar porque la justicia se quedó intacta, pues claro, si te va a venir un juez y te va a arruinar, pues tú dices, ostras, con la de temas que hay que hablar de este tema no hablo.
María Luisa Hernández Portales y familiares de otras víctimas con la foto de su abuelo Francisco. Fotografía publicada por grupo de Memoria Histórica de CNT Valladolid
Presidías la asociación de familiares
A ver, eso fue que cuando la junta de Andalucía deja de estar en manos socialistas y pasa al Partido Popular, ahí estábamos en la Gaviria, me acuerdo, a final diciembre, fuimos un grupo de mujeres, las que decidimos crear una asociación, una asociación con el objetivo de abrir la fosa, porque, claro, si ya no se había podido conseguir abrir la fosa con un gobierno socialista, se suponía que con un gobierno del partido de derechas iba a ser todavía más complicado, y dijimos, bueno, creemos una asociación con ese fin, la apertura de fosas. Entonces creamos la asociación por el derecho, se llamó Comisión por el derecho a las exhumaciones; ámbito andaluz, queríamos que se potenciaran las aperturas de todas las fosas de Andalucía, pero con un objetivo particular que es que se empezara a abrir Pico Rejas ya, De hecho, en la pancarta que hicimos poníamos exhumaciones ya.
¿Por qué? Porque ya estaba la autorización, ya estaba lo que faltaba, es que se pusieran de acuerdo las cuatro administraciones, la estatal, la autonómica, la Diputación de Sevilla, y el ayuntamiento de Sevilla.
Entonces, quisimos darle ese empuje y me acuerdo de mis palabras, porque me salieron así espontáneas, dije, “el objetivo va a ser que se nos deje trabajar desde la asamblea de la Gaviria con libertad para conseguir la exhumación”. es decir, queremos que confiéis en nosotras porque vamos a hacer cosas que a lo mejor no se han hecho, porque hay que procurar el objetivo, que se abra Pico reja.
¿Cómo fue la colaboración con las Administraciones públicas?
Hubo alguna administración que participó y colaboraba más fácilmente, había otras trabas de otras administraciones, había gente en la Junta que no lo veía, y claro, dice tú ¿quién está en lo más alto de la junta y que no lo ve? , pero yo no sé si era Susana Díaz o era el Viceconsejero o era Pepito Pérez, pero hay gente en la junta que no lo ve, estoy segura que no era el administrativo o el o el conserje, no, era gente que estaba más arriba.
¿Cómo viviste el momento cuando te dijeron se iba a abrir la fosa?
Bueno, yo tengo que decir, ya lo he dicho en alguna ocasión que me han preguntado, que las primeras veces que yo voy a la fosa cuando ya está el permiso de apertura, me tengo que pellizcar porque no me lo creía, me tengo que pellizcar en el brazo, esto, ¿lo estoy soñando o esto es realidad? Hasta ese nivel, porque y no es por exagerar, es que lo viví, es que yo me hice así en el brazo varias veces en los primeros días que acudía. No daba crédito que por fin lo habíamos conseguido, porque es que eso fue un esfuerzo tremendo, cosa que sigo sin entender, porque esto era una deuda democrática que un Estado democrático tiene que acometer sin que la familia se tenga que dejar los dientes. No, esto lo tenía que haber hecho la democracia, el jefe del estado y las tres los tres poderes. Pero aún sigue siendo una carga para la familia, no lo entiendo en una democracia, no se puede entender, máximo cuando otros países rápidamente han creado sitios de memoria y recuerdan perfectamente a los asesinados y también han publicado los nombres de los asesinos.
Hombre, se puede ver un artículo de dos mil dieciocho donde Pedro Sánchez en Chile decía, vamos a abrir nosotros también una comisión de la verdad, porque vio que allí en Chile y en un montón de países en el mundo, han creado la comisión de la verdad.
En Europa, pues Yugoslavia y Alemania tienen su comisión hecha de la verdad, y en Latinoamérica, desde el Cono Sur hasta México, muchosson los países que han creado la comisión de la verdad. Entonces, ¿qué pasa en España? Y en África también, Uganda, todos estos sitios donde hubo crímenes de guerra y genocidios han hecho su comisión de la verdad.
No entiendo por qué en España no se hace ni se promueve cuando ya en dos mil dieciocho dijo Pedro Sánchez que eso se iba a mover, pero estamos en dos mil veinticinco.
Hay una tarea pendiente que es la de difusión, decías antes, María Luisa, que, por desgracia, hay mucha gente que no conoce de Pico Reja y que no ha seguido el proceso. ¿Qué se puede hacer para cambiar eso?
A ver, es que, ¿quiénes son los dueños de los medios? Ante esa pregunta, pues ya vemos los resultados. si pertenecen a la iglesia católica, la iglesia católica no quiere mover este tema porque fue cómplice, incluso inductora en algunos momentos, de que se produjeran estos crímenes, y llevaban pistola algunos sacerdotes, que eso se sabe en dos hermanas, por algunos escritos, que los sacerdotes llevaban, que eso se sabe en dos hermanas. Entonces, si son dueños de medios de comunicación, pues no, no quieren que se hable, porque es un tachón, es una mancha, Y otros medios, pues, pertenecen que si a la banca, ¿qué pasó con la banca?, La banca también participó del golpe. Muchísimas fortunas de la época, financiaron el golpe. Ellos querían, su seguridad, encima los cadáveres de miles y miles de personas, les daba igual. Como ahora les da igual, o que se mate en Gaza, o que se mate en Yemen o que se mate en Ucrania. A ellos eso les da igual, ellos el negocio y luego, ¿sabes? Y esa es la historia.
¿Deberíamos de hacer sesiones por los institutos, por las universidades, poner información a disposición de la juventud para concienciar lo que supuso y lo que ocurrió realmente en el golpe de estado del treinta y seis y posterior dictadura?
Eso hay que hacerlo, pero yo primero le pondría la cara colorada al Jefe del estado y a los tres Poderes. El jefe del estado tiene la responsabilidad de velar por las víctimas del franquismo, tiene ese deber, y los tres poderes también. Entonces, antes le pondría, o paralelamente, le pondría la cara bien colorada a Felipe sexto, al Ministerio de Justicia, al Congreso y al Senado. Esto vale ya de que tenga que caer sobre las espaldas de la familia, ya vale, es que esto es una injusticia tremenda. Yo antes haría eso, una movilización que no sabría cómo hacerla.
Pero ¿Tendría seguimiento si se convoca a una movilización?
A ver, cuando he dicho movilización es poner en marcha, más que movilización, ponerle la cara colorada al jefe del estado y a los tres poderes. No lo sé cómo mover piezas para ponerle realmente la cara colorada.
Mira, me llamaron una vez del programa “Cincuenta y nueve segundos”, ¿qué me gustaría que se tratara?, me preguntaron, y dije, la Memoria, pues no se ha tratado. Que yo sepa, no se ha tratado, ya he dejado de verlo, porque me he aburrido.
Pero lo dije con claridad, la memoria hay que tratarla, y estoy de fuerza , si me llaman, que soy una pinta monos, es decir, que no pinto nada, quiero decir, pero si me pidieran, que iría, y ahí pondría la cara colorada a los a los tres poderes y al jefe del estado, porque son los auténticos deudores de esto, son los que tienen la responsabilidad de que estos se ponga realmente blanco sobre negro, se haga la comisión de la verdad, el censo de víctima, la apertura de toda la verdad, la apertura de todas las fosas, todo lo que hay que hacer. Y, por supuesto, el relato, una vez que se tiene la comisión de la verdad, pues que vaya a las academias, a las universidades, a los centros de adultos de instituto, de colegios, de todos los sitios. Pero no al revés, a lo mejor estoy equivocada, pero yo no lo veo al revés, que los colegios se enteren, que los institutos se enteren y la sociedad sigue sin enterarse, porque los tres poderes y el jefe del estado no están haciendo lo que tienen que hacer.
¿Has tenido críticas de colectivos o de personas por tu participación desde el principio en la apertura de la fosa y en el posterior documental sobre Pico Reja?
A mí directamente no me han llegado críticas, pero tengo que decir que yo no he iniciado este movimiento, este movimiento de la memoria se inicia por las viudas, lo tengo que decir así, porque esas son las primeras valientes que se ponen a decir hasta aquí, esas viudas a las que le dicen, firma aquí que tu marido ha muerto de muerte natural, y empiezan a haber viudas que eso no lo hacen. Hacen sus cálculos, evidentemente, todas tienen que hacer sus cálculos si pueden sobrevivir o no sus hijos a que ella se niegue a firmar, y entonces algunas, como el caso de mi abuela, podía no filmar eso, porque tenía un terrenito, podía tener unas gallinas y podía dar de comer a sus hijos. Otras, me imagino, que se vieron en la obligación de hacerlo porque si no sus hijos morían todos, y lo comprendo. Pero esas que pudieron negarse y se negaron, que fueron miles, pues esa dignidad de esas mujeres inició esta chispa de del movimiento memorialista.
El trabajazo que fue día a día, sacar la tierra, contar esos huesos, a ver si faltaba alguno, todo ese esfuerzo de seguir cavando, de tener que quitar nichos vacíos, porque seguía la fosa más allá, la habían camuflado con nichos, ese esfuerzo tan tremendo de días y días y días, eso se ve en la película. Y además lo dice muy bien Horacio Hermoso y otras personas que participan, hubo un un intento tan mayúsculo de tapar el crimen, de que no se conocieran los miles de asesinatos que se cometieron y de que quedara oculto, de cómo habían echado capas y capas, de que si de ataúdes encima, que si de restos de osarios, de la tierra, todo ahí para que quedara bien tapado, fue tan tremendo la búsqueda de ocultarlo que, claro, este documental dice, enteraros todos, así es como se actuó, Y eso no se puede negar porque el testimonio de del documental lo pone negro sobre blanco.
¿Qué pasa? Que es una lucecita de lo mucho que hay que destapar, pero es una lucecita y eso va a estar ahí siempre.
Mira, y ya para terminar, dos preguntas. La primera es, ¿cual es tu mayor preocupación respecto al futuro de la memoria histórica en España?
A ver, es verdad que cuando salió la segunda ley no lo pude remediar, me acuerdo que intervine aquí en el cementerio de San Pedro de dos hermanas, y dije, con cómo va estar segunda ley, pues habrá que pensar en una tercera, porque esta es incompleta. Entonces, pues lo que veo en el futuro es que ojalá haya esa tercera donde ya no quede incapacitada la búsqueda por una ley de punto final, donde se pueda derogar esa parte de la ley de amnistía que impide que conozcamos la realidad completa. Y, bueno, cuando eso se repare de verdad, que es tarea del jefe del estado y los tres poderes, vuelvo a repetir, son ellos, son ellos los que ostentan esa potestad porque se la hemos dado, y entonces los que tienen que hacer es su trabajo, y no lo están haciendo.
Muy bien. Y la última pregunta, ¿qué le dirías a la gente joven? ¿Por qué se deben involucrar en la recuperación de la memoria y en el mantenimiento de su difusión?
Hay una frase hecha que es, “quien no conoce su historia tiende a repetirla”, ¿no? Entonces, pues si no quieren repetir lo que ocurrió de la noche a la mañana, quedarse sin libertad, quedarse sin prácticamente ninguna posibilidad de salir adelante, de tener futuro, si quieren que eso no les pase de la noche a la mañana, como les pasó a la generación de nuestros padres y abuelos, pues que se pongan las pilas y conozcan su historia. Tienen esa obligación también ellos mismos.
Estupendo, María Luisa. Agradecerte, por supuesto, tu disposición, tus respuestas sinceras y tu tiempo. Sé que eres una persona que tienes el tiempo limitado, y agradecerte tu participación en el movimiento memorialista, tu implicación, tus ganas, que has transmitido a muchos, que hemos venido después.
Por supuesto, no podemos compararnos con tu acción porque has sido muy protagonista de capítulos que han quedado en la historia, como Paqui Maqueda, cuando sacaron al asesino de la Macarena.
Sois personas que recordaremos siempre nosotros y los que vengan a futuro.
Yo agradezco tus palabras, pero que no lo he hecho yo, esto se ha hecho solo, que casi me he sentido empujada. A veces he pensado que hasta por esos mismos familiares que fueron asesinados y exiliados a la fuerza, que esos mismos familiares han estado ahí arropándome, incluso mi madre y mis tíos que también estuvieron callados a la fuerza.
He notado toda esa energía y casi me han llevado en volanda, vamos, que no tengo mucho mérito, la verdad.
Pues nada, María Luisa, muchas gracias. Gracias a ti, ¿Quieres decir algo más?
Mira, para mí es muy importante el acogimiento del movimiento memorialista, Cecilio Gordillo, Paqui Maqueda y muchas personas más que me acompañaron en la asociación, como Inmaculada, Hermosín, como tantas mujeres que han estado ahí , y aquí también en Dos Hermanas, cómo se inició el proceso. Todo ha sido de mucho amor, En gran medida ha habido su momento no tan agradable, pero la mayoría ha sido mucho amor, ¿a qué? A la verdad. A la verdad. Mucho amor a la verdad. Bueno. Así quería acabar porque digo Claro que sí. Tengo que agradecer la realidad.
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