«Venceréis pero no convenceréis» Miguel de Unamuno
Sede de la C.N.T./ F.A.I. en Dos Hermanas en la calle Castelar, nº 21, hoy edificio de la Telefónica Atras 366
Fue un día de mucho calor, los termómetros rondaron los 45 grados y el ambiente era tenso. El Ayuntamiento del Frente Popular presidido por Manuel Rubio Doval, se hallaba reunido en Sesión Permanente desde el viernes 17. Desde las 3 de la madrugada del domingo 19 la Iglesia ardía desde dentro; los esfuerzos del camión de riego del Ayuntamiento fueron inútiles para sofocar el fuego. Las Patrullas Republicanas de Vigilancia y Control desarmaban a los vecinos de derecha; el Alcalde había dado órdenes concretas al Jefe de dichas Patrullas Manuel Carret Humanes, miembro de la CNT, de que no quería actos de violencia con nadie del pueblo, que todos los ciudadanos estaban bajo la protección de la Constitución de la República. Las Juventudes Socialistas Unificadas llenaban su local de Los 4 Cantillos (donde hoy está la Botica) esperando armas para defender a la República. La CNT y la FAI habían levantado una barricada de adoquines en la puerta de su local en la calle Castelar, nº 21, estos eran los que mejor estaban armados, además disponían de gasolina en abundancia para hacer Cócteles Molotov; habían declarado el Comunismo Libertario en la calle y asaltado la tienda de comestibles de Badila; mediante vales con el sello de la CNT se abastecían en la Panadería del Chache; todo con la finalidad de defender a la República. Así estaba Dos Hermanas; no había tabernas abiertas sólo el Bar El Pelotazo (donde ha estado Tejidos Morales frente Atras 365 al Ayuntamiento) estaba abierto y que surtía de bocadillos y gaseosas a la Sesión Permanente del Ayuntamiento del Frente Popular.
Sobre las 2 de la tarde, tres escuadrones de Caballería al mando del Capitán Ramos de Salas, habían salido del Cuartel de Pineda; su misión no era otra que tomar Dos Hermanas como fuera sin reparar en nada. Miguel Martín Rubio «Chaparrejo» que había venido a Dos Hermanas por pan, dado que ni en Sevilla ni en el Barrio de la Salud se hacía el producto, pues el Sindicato de las Artes Blancas había decretado Huelga General contra el golpe fascista; Miguel vivía en el Cortijo de Cuarto con sus padres en una plantación de melones que tenían; y vino a su pueblo por pan y del cupo que se hizo se llevó una talega; a las 14,30 por la Cuesta del Inglés lo detuvieron y cachearon; él les explicó que venía de comprar pan y lo dejaron en libertad. Debieron de hacer varias paradas hasta Dos Hermanas par dar agua a los caballos, pues a las 18,30 horas pasaron por la Venta de las Palmas; los vio Manuel Espada Cabrera que vivía en el Garage de Los Amarillos; con la bandera de la República desplegada y dando vivas a la República y a la clase obrera. Sobre las 18,45 entraron por la entonces calle Fermín Salvochea (hoy Sta. Mª Magdalena) por la esquina con El Palmarillo; en el número 79 de dicha calle estaba el Corral de Vecinos de La Concha, donde vivía la Familia Coto; su hijo Juan de 18 años de edad al escuchar cascos de caballos se asomó a la puerta y recibe un disparo en la región glútea muriendo cuando era trasladado a Sevilla en una furgoneta de Los Amarillos marca «Vomag». Aquí no terminan los asesinatos al llegar a la esquina de Los 4 Cantillos sin previo aviso el Capitán Ramos de Salas ordena fuego al soldado que monta un mulo con un baste y encima una ametralladora. Sus gritos de ¡Viva la República! y ¡Viva la clase obrera! fueron el engaño para que los concentrados en la puerta de las Juventudes Socialistas Unificadas no se defendieran; murieron: los miembros de la Patrulla Republicana de Vigilancia y Control, Antonio Feliciano Alvez, de la CNT, Joaquín García Monge de las Juventudes Socialistas Unificadas, y José Jiménez Guillén del Partido Comunista de Dos Hermanas; Juan Fernández García panadero manual conocido por «Juan Aleluya» de las Juventudes Socialistas Unificadas y Juan José Aguilar Rodríguez, de la CNT; estos dos últimos se encontraban en dicho lugar para informarse por Unión Radio de la marcha de los acontecimientos. Tras este baño de sangre tomaron el Ayuntamiento disparando varias ráfagas de ametralladora a las ventanas; Manuel Rubio Doval y Francisco Grillo González, Jefe de la Guardia Municipal, salieron fuera y dijo el Alcalde al Capitán Ramos de Salas: «Le entrego el Ayuntamiento por la fuerza de las armas», estas palabras las escuchó uno de los que salvaron la vida luego, José Rivas Hernández «Santiaguito». Dejó el Capitán un escuadrón delante del Ayuntamiento y los otros 2 escuadrones ponen delante a 25 detenidos y marchan para la barricada de la CNT en la calle Castelar; entraron por la hoy calle San Francisco-Antonia Díaz por la esquina del Bar Loreto, y desde allí el Capitán Ramos de Salas amenazó a los Anarcosindicalistas a deponer las armas o los Concejales y el Alcalde caían los primeros (ya que marchaban delante del escuadrón). Los Anarcosindicalistas pidieron 5 minutos para pensarlo; y decidieron abandonar la barricada y meter fuego a los archivos y así lo hicieron. El Capitán Ramos de Salas se llevó los detenidos a pie por la entonces Nacional IV, hoy SE-420, hasta el Cuartel de Artillería donde fueron confinados. Por la Cuesta de Barranco se le cayó al Sargento de la Guardia Municipal Francisco Grillo González la gorra de plato y cuando la iba a coger le dijo el Capitán pistola en mano: «No la cojas, ya no te hará falta más», efectivamente el viernes 24 de Julio fue fusilado junto al Alcalde en el patio del Cuartel de Artillería por un pelotón de Guardias Civiles y falangistas.
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